En la agricultura tradicional se utilizan muchos fertilizantes químicos que, entre otros daños, contaminan las aguas subterráneas y reducen la actividad biológica natural del suelo. Uno de los principios básicos de la agricultura ecológica es conservar la vida presente en el suelo y fomentarla. Para ello, el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica ha establecido un listado de abonos orgánicos y minerales aceptados para la fertilización del suelo.
Entre los abonos orgánicos autorizados están:
- Estiércol descompuesto por fermentación.
- Estiércoles líquidos y purines (orines) descompuestos.esiduos de cosechas.
- Abonos verdes.
- Paja y otros acolchados.
- Purín de ortigas.
- Compost hecho a partir de residuos orgánicos.
- Humus de lombriz.
- Algas marinas y derivados.
- Pescado y derivados.
- Guano de aves.
- Subproductos orgánicos de la industria alimentaria y textil no contaminados y libres de aditivos químicos.
- Serrín, virutas y cortezas de madera no tratada.
La fertilización orgánica mejora la estructura y la textura del suelo. Además favorece también la vida microbiana del suelo. La época ideal para aplicar los abonos orgánicos es en otoño, antes de que se produzca la primera helada, o en primavera si no los hemos aplicado antes. Los abonos minerales que autoriza el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica son los siguientes:
- Rocas en polvo.
- Enmiendas calcáreas, magnésicas y de azufre o yeso.
- Algas calcáreas.
- Fosfatos naturales.
- Cenizas de madera.
- Escorias de Thomas.
- Mineral magnésico.
- Mineral potásico con bajo contenido en cloro.
- Oligoelementos.
El abonado mineral se hará únicamente para corregir una carencia puntual, es decir, no lo haremos por sistema periódicamente. Se aconseja realizarlo en otoño o primavera mezclado con compost o mantillo para que sea más fácil la asimilación. En futuras entradas comentaremos algunas de las técnicas de fertilización más usuales en jardinería ecológica para que las podáis aplicar en vuestro jardín.