El martes tuve uno de esos días que me gustaría borrar de mi vida, en los que el dolor de alguien que quieres te duele más que el tuyo propio. Desde ya muy temprano el día se presentaba feo y triste, encima diluviaba en Bilbao. Sabía que como no me mantuviese ocupada haciendo algo productivo, iba a ser peor. Entonces recordé que Concha me pidió hace unos días que quedásemos en algún momento para ver si le podía echar una mano con temas relacionados con su trabajo y su web. Era el día perfecto. Le puse un mensaje y quedamos a última hora de la mañana en mi casa.
Concha es agente de la propiedad y es la persona que más me ha ayudado para encontrar la casa donde vivo actualmente. Estuve 6 meses visitando pisos y más pisos con ella y con otras inmobiliarias. Yo no buscaba ni un barrio determinado ni nada muy especial, pero lo que tenía clarísimo es que la casa que eligiese para vivir con mi familia me tenía que enamorar. Y Concha fue la única que me entendió a la primera nada más contarle lo que buscaba. Ella todas las semanas me llamaba y me ofrecía lo que le iba entrando, y si no tenía nada que ofrecerme, me había buscado algo que me pudiese encajar sin importarle que fuera de otra inmobiliaria y no llevarse comisión. ¡Marta, lo vamos a encontrar!, decía, y sí, finalmente lo encontramos y lo mejor de todo es que nos hemos hecho grandes amigas.
Después de comentar lo de su web nos quedamos hablando un rato y yo estaba tan a gusto que le propuse comer juntas para seguir charlando. Entre otras cosas me contó que lo que más le gusta de su trabajo es que le da la oportunidad de conocer a gente muy diferente, con vidas muy distintas pero que casi todos tenemos algo en común, que es encontrar un lugar donde vivir que nos haga sentir bien y que nos ayude a ser un poco más felices. Lo mismo nos pasa a los paisajistas. En todos estos años he tenido clientes de todo tipo. Muchos han invertido los ahorros de toda su vida en tener una casa con jardín y cuando me llaman me transmiten esa ilusión que les mueve a buscar los servicios de un profesional.
«Quiero que los niños tengan una zona amplia para jugar», «Me hace mucha ilusión tener un huerto», «Mis padres celebran sus bodas de oro y tiene que estar todo perfecto para su fiesta sorpresa», «A finales de año nacerá mi primer hijo y quiero hacerle un jardín», «Quiero ver desde la ventana de mi habitación un olivo» … son algunos de los sueños que han compartido conmigo mis clientes y siempre he intentado ayudarles a alcanzarlos. Es muy gratificante para mi ver su cara de ilusión cuando lo ven cumplido.
Si me tengo que quedar con un jardín que me resultó especial, me quedo sin dudarlo con el Pepa. Entonces aún no nos conocíamos demasiado, pero vivíamos en el mismo barrio y coincidíamos en la parada del autobús de los niños. Se acababa de mudar a una casa con un pequeño jardín en la parte de atrás, de unos 40-50 metros cuadrados y necesitaba arreglarlo. Después de visitarlo y hablar con ella le hice un proyecto bastante sencillo que cubría todas sus expectativas y las de su familia. Les gustó y me encargaron que me ocupase de dirigir la obra. Todo fue bien hasta que la empresa de reformas que ella había contratado nos dejó tirados con el trabajo casi sin empezar un jueves por la mañana. Ese mismo día nos llegaba la tarima y había que colocarla rápido porque el único espacio que teníamos para dejarla entorpecía el paso de coches en la urbanización. Había que buscar urgentemente un nuevo carpintero y coordinarlo con los jardineros que harían también de albañiles para lo que fuese necesario. El jueves por la tarde ya había conseguido organizar a todos y el nuevo carpintero comenzó a colocar la tarima. El viernes a primerísima hora de la mañana comenzamos a trabajar ya con los jardineros. Para que os hagáis una idea, cuando Pepa salió por la mañana a trabajar, el jardín estaba en este estado:
Cuando ella llegó por la tarde después de haber tenido un equipo trabajando en el jardín todo el día (colocar tarima, poda de arbustos y árbol, preparación del suelo, construcción de arriate, plantaciones, colocación de tepe, riego y limpieza, todo con la ayuda de Koyma Jardinería), encontró esto:
Os podéis imaginar su cara al verlo. Me miró con los ojos llenos de lágrimas y con un hilo de voz que apenas le salía me dijo «gracias». Nos abrazamos y desde entonces Pepa es una de mis mejores amigas.
Siempre he dicho que soy afortunada porque he logrado convertir una de mis pasiones en mi profesión, pero en realidad Concha tiene razón y lo que me hace verdaderamente afortunada es que mis clientes me permitan participar en alcanzar su sueño haciendo lo que más me gusta.
¡Muchas gracias!
El Jardín de Marta - TuJardínOnLine 
Me ha encantado esta entrada. Aunas muchos valores en ella. Amor al trabajo, voluntad, empatía, amistad… ¡que se reflejan en unos jardines maravillosos!. Enhorabuena, querida Marta.
Gracias Sonia, encantada de tenerte de visita por aquí. Un beso!
Me ha gustado mucho esa percepcion de vuestro trabajo que consiste en hacer mas agradable la vida a los demas. Fwlucidades
Al menos lo intentamos cada día. Muchísimas gracias por tu comentario, Marta. Saludos.
Que bonito Marta!!!! Es una de las mejores satisfacciones sin duda. Trabajar en lo que te gusta con pasión con el objetivo de superar las espectativas de tus clientes es la mayor satisfacción sin duda. Y además que nazca una amistad es ya la guinda del pastel. Si todos tuviésemos la misma pasión todo sería más armonioso.
Gracias por tus palabras, Pablo. Un abrazo!!