He leído esta historia y la comparto con vosotros porque me ha parecido maravillosa. Un hombre que observando la naturaleza inventa un sistema para recoger el agua que se condensa de la niebla en las ramas de los árboles, salvando a su pueblo de una gran sequía en el año 1948. Hoy, gracias a su invento, se recogen al día 35.000 litros de «agua de niebla» potable.
«A mí me llaman el sabio de El Hierro y yo lo que soy es un ignorante muy grande».