… una locura que acaba de cumplir este mes de abril 5 años. Cinco años en los que he vivido momentos de todo tipo, muchos buenos y otros en los que he querido retirarme y dejarlo todo pero siempre he sacado fuerzas para seguir adelante, ¡y no me arrepiento!
Todo empezó en el año 2010. Mi familia y yo por aquel entonces vivíamos en Bogotá y yo ya había terminado mi máster de medio ambiente. Llevaba ya tiempo pensando en cómo dedicarme a mi carrera (ingeniero agrícola) sin renunciar a poder ocuparme personalmente al cuidado de mis hijos. Antes ya había trabajado en una empresa del sector como empleada y era totalmente incompatible con la famosa «conciliación familiar». Llevaba ya varios años de parón laboral voluntario para dedicarme 100% a mis hijos. Además, el tipo de trabajo de mi marido nos obliga a movernos de ciudad en ciudad y de país en país, así que la posibilidad de volver al trabajo por cuenta ajena no me servía.
En octubre de 2010, en plena crisis económica, volvimos a España ya con mi idea de trabajo «ideal» bastante avanzada: trabajaría como freelance haciendo diseño de jardines online. A partir de entonces las frases que más escuché fueron: «¡¡¿¿Online??!! ¡¡¡Estás loca!!! ¿¿¿Quién te va a contratar??? ¿¿Por qué pagar por un proyecto que muchas empresas te «regalan»??»
«Los sueños parecen al principio imposibles, luego improbables y luego, cuando nos comprometemos, se vuelven inevitables»
Mahatma Gandhi
¿Estaba de verdad loca? Pues después de hacer un estudio de mercado todo indicaba que sí, realmente loca. En ese momento en España no existía ninguna empresa de paisajismo que ofreciese proyectos online y el hacer compras por internet no era muy común entre los españoles. Además, sobre la profesión del paisajista pesaba un gran desconicimiento por parte de la población… «¿Paisajista? ¿Pintas al óleo o acuarela?» (imaginaros, mi cara como un cuadro -nunca mejor dicho). Y sí, si hay alguien que ha hecho daño desde siempre a los paisajistas han sido muchos jardineros y viveros que hacen obras de jardines sin hacer un proyecto previo y, si hacen algún bocetillo o dibujo, aparentemente no cobran por ello. Y no olvidemos que estábamos en un momento de crisis, con altas tasas de paro y con el mercado inmobiliario completamente parado, un momento en el que lo último que nos preocupaba era el estado del jardín… Así que todo parecía presagiar un fracaso rotundo.
Sí, tenía pocas probabilidades de éxito, pero ¿yo qué perdía? ¿y mi familia? ¿estaba arriesgándome con una gran inversión?… No, realmente la inversión inicial para comenzar a diseñar jardines no era muy grande, se trataba de un trabajo totalmente compatible con el cuidado de los niños y además era consciente de que yo era una más entre millones de parados en España. El mayor riesgo que corría era fracasar y llevarme un jarro de agua fría sobre mi propio orgullo pero si no lo intentaba, ¿no tendría un sentimiento mayor de fracaso? ¿no me arrepentiría el resto de mi vida por no haber probado? Así que me puse manos a la obra y en enero de 2011 comencé el diseño de la web, me compré la licencia profesional del software de diseño de jardines y ya el 1 de abril me di de alta en autónomos y comenzó la aventura de TuJardínOnLine.
«Si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos.»
Steve Jobs
Y ya han pasado 5 años, y los que me llamaron loca entonces han podido comprobar que soy una loca muy cuerda que un día tuvo un sueño y hoy lo ha conseguido. Ahora tengo 41 años, tres hijos fantásticos que se están criado al lado de su madre y alrededor de 100 proyectos firmados por TuJardínOnLine en varios países del mundo. Al poco tiempo de darme a conocer en el mercado español, comenzaron a proliferar las empresas de jardinería «online». Me copiaron la idea de negocio, sí, porque funciona, pero estoy tranquila, hay trabajo para todos y sé que mis diseños no los pueden copiar porque al diseñar dejo una parte de mi en cada jardín.
«La pasión se convierte en una fuerza cuando halla salida en el trabajo de nuestro brazo, la habilidad de nuestra mano o la actividad creadora de nuestro espíritu»
George Eliot